jueves, 27 de agosto de 2009

Lincoln Mitchell, Marc Lapidus, Diana Reyna.

Lincoln me presentó a Marc cuya empresa de consultoría política asesora a Diana Reyna, actual concejal del distrito 34. Sencillo.


A Lincoln Mitchell os lo voy a presentar antes o después. Judío, alto, delgado, neurótico, brillante, irónico. Es profesor de RRII en SIPA y tomé su clase sobre Democratización y Promoción de la Democracia. Making world safe for democracy. Un tipo tan excepcional que voy a intentar organizar una entrevista para el blog y colgarla aquí.


Lincoln es Profesor en la Escuela de RRII de la Universidad de Columbia, especialista en temas de democratización y promoción de la democracia. Tiene la rara virtud de combinar trabajo académico con práctica sobre el terreno. Con respecto a lo primero, su labor más intelectual, Lincoln se ha centrado en las transiciones democráticas de antiguos países soviéticos como la Revolución naranja en Ucrania, la Revolución de las Rosas en Georgia y la Revolución de los Tulipanes en Kirguistán. Con respecto a la segunda, su práctica tiene elementos internacionales así como domésticos. Ha trabajado en varias campañas políticas aquí en los EEUU, especialmente en Nueva York y en Virginia, aunque en la comunidad académica estadounidense se le conoce por su trabajo en Georgia como director del NDI (National Democratic Institute) pues fue interlocutor habitual en los medios estadounidenses durante la Guerra de los Cinco Días entre Rusia y Georgia el verano pasado por Osetia del Sur y Abkhazia. Y es que no en vano Lincoln pasó tres años en Georgia y mantiene buenas relaciones con medio gobierno del Presidente Mijail Sajaslivi.


El caso es que asistí a su clase, conversábamos a menudo después, tomamos un par de cafés juntos pero resultó al final que los temas a los que siempre recurríamos una y otra vez eran de política estadounidense. Acertado sería decir que lo sabe casi todo. Elecciones del año 2000, Roe vs. Wade (muchos conocen esta sentencia del Supremo estadounidense así que no me detengo), la más interesante – desde un punto de vista politológico, bien está – Baker vs. Carr (esta me chifla, luego la contaré), Clintonites,… fueron algunos de los temas de esas conversaciones. Y es que el tipo trabajó en el año 2000 para el partido demócrata así como para diversos candidatos a Gobernador del estado de Virginia. La verdad es que no sé por qué Virginia. El tipo nació y creció en San Francisco pero se mudó a New York para hacer su doctorado y de aquí no se ha movido mucho. En fin, ya la preguntaré.



Viendo el amplio rango de intereses que mostraba, me dijo que creía que participar en una campaña como ésta podría ser especialmente interesante por mi perfil. No sé cuál perfil pero según él para ese, ese mismo, esto sería ideal. Y sea cual sea ese perfil, la verdad es que yo siempre tenía en mente que ese producto, esa campaña electoral, esa gestión, esa estructura, esos documentos, ese savoir faire podía ser extremadamente interesante en un futuro cercano. El futuro de volver a España en Octubre con los bolsillos flacos.


Así que mandó un email a un antiguo colega suyo de aquellas elecciones perdidas (robadas) del año 2000 que decidió montar su propia consultora política, Red Horse Strategies.


Y así conocí a Marc Lapidus, socio fundador de Estraterias Electorales Caballo Rojo, gracias a un email en el que en ventajosos términos Lincoln me describía. Me conoció, me contrató y me dijo que, de entre todas las campañas que su empresa llevaba, teniendo en cuenta lo que había aprendido sobre el sistema político americano durante mi máster y mis estudios de Ciencias Políticas, teniendo en cuenta lo familiarizado que estaba con las técnicas de encuesta y estadística, así como mi predisposición y mi entusiasmo, grandes ellos, me dijo, repito, contemplando todas las variables, que me iba a poner “muy probablemente” a trabajar con la campaña de una concejal latina, Diana Reyna, de un distrito mayoritariamente latino, Williamsburg, en el que se hablaba mayoritariamente español.


Es decir, que ni Columbia ni Complutense ni Madrid ni Albacete ni New York, sino España. Español. Mi nacionalidad y mi lengua convertida en un activo. Podría haber estudiado Fontanería, Literatura Clásica o Alergias. Siendo español, cualquier formación, incluso Ciencia Política, me hubiera valido lo mismo para conseguir el empleo.


Hace unos días Antonio, el chief of staff de Diana, me específico cuáles fueron las frases que Marc utilizó para describirme.

“It is the first time he does campaigning. He knows nothing about NY politics. He doesn’t know the first thing about the community. But he speaks Spanish …”


Strategic thinking con Antonio y Diana

1 comentario:

  1. Hay algoque debieron ver todos en ti: la autoconfianza y la empatía, aunque el "speaks Spanish" no deja de ser un buen aval.

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