miércoles, 17 de noviembre de 2010

A few words on Grassroots Campaigns...


... will be published in a few months at "Estudios de Progreso" (Fundación Alternativas).
Happy, proud and exhausted.
Cheers from London!




viernes, 17 de septiembre de 2010

Conclusiones del foro USA.AB




UNAS CUANTAS CONCLUSIONES TENTATIVAS DEL FORO USA.AB


El pasado 6 de Septiembre, el Foro USA.AB reunió a 15 ponentes de excepción de ambos lados del Atlántico con una audiencia local y regional de 150 emprendedores y jóvenes universitarios que formaron, durante unas horas, un ágora con su debate apoyado en tres columnas: Liderazgo, Sociedad Civil y Emprendimiento.


Reproduzco a continuación las conclusiones extraídas tras la jornada, análisis que hemos hecho desde la organización ahora ya que once días han pasado. Pasan así los contenidos de la jornada a formar parte de nuestros recursos personales.


Algunas conclusiones tentativas de la jornada, agrupadas por el tema de discusión, son las siguientes:


EMPRENDIMIENTO


i. Como nos recordó el Presidente de ECOFRECO, Carlos Rivadulla, el valor de una buena idea es cero: éste sólo aparece mediante el proceso que pone dicha idea en funcionamiento.


ii. La mesa redonda entre diferentes emprendedores concluyó unánimemente que la creación de la idea innovadora es un proceso relativamente espontáneo que, si bien incluye dosis de reflexión, es a menudo fruto de la imaginación y la curiosidad.


iii. Los mismos ponentes mostraron su acuerdo en que el mito de que la idea debe ser tan valiosa y espectacular como la creación de Facebook o Google es, sencillamente, irreal y no conforme a la experiencia cotidiana en la creación de empresas, incluso en aquellas de base tecnológica.


iv. Sobre el desarrollo de capacidades emprendedoras, los conferenciantes difirieron ligeramente en si el emprendedor nace o se hace, aunque hubo cierta inclinación hacia la última consideración. Se coligió así que el ser emprendedor es un cierto tipo de actitud y voluntad por tomar riesgos en la puesta en marcha de proyectos que agregan valor, pero que estas capacidades no son ni exclusivamente innatas ni exclusivamente aprehendidas de manera inconsciente.


v. España tiene la peculiaridad de que un altísimo porcentaje de sus “emprendedores” mantienen sus puestos de trabajo mientras dan no sólo los primeros pasos sino también gran parte de los subsiguientes. Per se, esta matización al concepto de emprendimiento no dificulta el desarrollo del proyecto pero es, en cierto modo, totalmente contradictoria con el concepto de emprendedor como agente dispuesto a tomar riesgos. Esa falta de asunción de riesgos se traduce en una carencia de compromiso total en la consecución del proyecto: ante los pequeños obstáculos que aparecen en el camino se tiende a abandonar.

Es por eso que “quemar las naves” tiende a destapar fuerzas y energías insospechadas por parte del emprendedor. No hay vuelta atrás y de la necesidad pues se hace virtud. Los proyectos sin este tipo de total compromiso presentan porcentajes de éxito marcadamente inferiores.


vi. Las diferentes instituciones que fomentan el emprendimiento a nivel local, regional y nacional son fuentes de recursos muy interesantes para el emprendedor, pues ayudan a racionalizar la idea, formar una hoja de ruta (plan de negocio) y valorar las posibilidades de éxito. A pesar de que son herramientas que, desgraciadamente, no participan de la precisión científica, las técnicas cuantitativas y cualitativas por las que se desarrolla un plan de negocio y se estudia el mercado dan una oportunidad al emprendedor para repensar críticamente su proyecto y mejorarlo.



LIDERAZGO


vii. En el mundo actual de inmediatez, el líder pasa por ser articulado, ruidoso, vociferante y dotado para la oratoria. Se premia el continente y no el contenido.


viii. Para el foro USA.AB, el líder es aquel que, en primer lugar, posee un proyecto, una visión, una línea de acción, y, en segundo lugar, lo transmite al entorno y lo hace con energía y visión sumando al proyecto sinergias y agentes que complementan su finitud.


ix. Muchos emprendedores, tornado su exitoso proyecto, se ven en la obligación de devenir líderes dentro de sus equipos, pues representan la visión de la empresa ante sus trabajadores. Es por tanto poco habitual no descubrir ciertas capacidades de liderazgo en los emprendedores exitosos.


SOCIEDAD CIVIL


x. El mantra ultraliberal de que “todos mis éxitos son fruto de mi esfuerzo” se revela falso al tener en cuenta que gran parte de nuestros logros son fruto de la sociedad relativamente justa, relativamente democrática y relativamente libre en la que vivimos. Según cifras del Nobel de Economía francés Herbert Simon, el 90 % de nuestros ingresos son contingentes a nuestro tiempo histórico y nuestra geografía. Es decir, no somos moralmente responsables del 90 % de nuestra riqueza.


xi. El éxito de un emprendedor debe pues acarrear cierta sensación de responsabilidad para con la comunidad en la que el proyecto salió adelante.


xii. Esta idea es una de las caras visibles del principio fundamental del foro USA.AB de devolver a la sociedad. Es por eso que la organización del foro USA.AB recaudó entre los asistentes 283 horas de voluntariado y 193 euros, recursos ambos que serán gestionados por la Plataforma de Voluntariado de Albacete y la ONG internacional Play31.


martes, 14 de septiembre de 2010

Pasadas semanas del mundo oteadas desde Albacete

Por razones de sobra conocidas ha sido fulgurante el paso de las últimas dos semanas. Miro con perplejidad el calendario: me he perdido algunos días. Y la correspondiente diversión política, siempre compleja, mutable, dinámica, en evolución sempiterna. La ventaja de la actualidad nacional e internacional es su similitud con las telenovelas latinas: salvo abruptos cambios de guionistas, el argumento sigue las mismas lógicas; y si sucede lo primero, el que la dinámica se mantenga hace que uno enseguida pueda subirse de nuevo al carrusel de emociones.

Así aconteció con la declaración de tregua unilateral de ETA el día 5 de septiembre apenas 20 horas antes del foroUSA.AB. O con los últimos movimientos de Sarkozy en nuestra vecina Galia, siempre con tales prisas por hacer y deshacer que los desmanes son en ocasiones desaforados.


Como dice Yasmina Reza, será que este frenetismo es un deseo interno “de combatir el drenaje del tiempo” (“to combat the slippage of time”). A veces pienso que Sarkozy aún no ha asumido (hasn’t come to terms yet with) el unamunoniano “sentimiento trágico de la vida” (algo que el sobrino de Pío Baroja nos dice que a su tío le costó la treintena de años y anestesió con esa “sensata y serena ataraxia” que tanto alivio trae aún cuando se corre el riesgo de dejarse caer por el barranco del nihilismo) y sustituye tal incapacidad por el sentido y abarrotado tráfico de su vida política.


A él le debemos ese primer highlight de la semana, y es que Francia sigue sin tener claro que quiere ser al jubilarse. La expulsión de partes de la población gitana de su territorio sería cómico si no fuera trágico: me pregunto cuál es el problema de seguridad o de indefinición de la identidad francesa que éstos representan.


No quiero caer en el lugar común porque me parece obvia la inmoralidad del asunto, pero el aspecto interesante a resaltar es la duda que se impone sobre la capacidad de la Unión Europea de hacer regresar al redil a los más díscolos.


La cuestión en cuestión es si un país firmante de un tratado de protección de derechos humanos puede ser sancionado por incumplimiento de éstos por el resto de estados firmantes. Tengo a mi espalda un libro sobre la jurisprudencia existente desde la firma de los acuerdos de Helsinki que dieron lugar a la creación de la OSCE y la multitud de casos y acusaciones, amenazas diplomáticas de sanciones políticas, entre los que respetaban y los que no los derechos en ese acuerdo reconocidos. La conclusión es, en resumen, que el principio de soberanía prima por encima de esos supuestos derechos reconocidos en tratados vinculantes. Es decir, que no.


Lo cual nos lleva a colegir que la UE tiene gran poder coercitivo cuando países vecinos quieren unirse a nuestro club (criterios de Copenhague) pero poco palo y poca zanahoria para hacer algo una vez dentro (excepción hecha del problema austríaco del 2000 con el ya difunto Haider que, a pesar de cerrarse en falso, obligó al cambio de coalición gubernamental en el país centroeuropeo).


Pero otro asunto interesantísimo es la revisión de la política de defensa (y de guerra) del Reino Unido. Apremiados por las facturas deben reducir presupuesto de uno y otro lado. Los Lib-Dems hicieron prometer a Camerón que no se tocaba ni la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) ni el NHS (National Health System) lo que coloca en la mirilla de la escopeta de recortes, entre otros, al Ministerio de Defensa.


Lo cierto es que mi sesgo ideológico me hacía pensar que esa defensa a ultranza del NHS debía ser bienvenida. Tras un escrutinio más racional y al ver el siguiente gráfico debo admitir que los trade-offs hiciéronseme evidentes.


Sobre todo porque he leído en varias ocasiones que el aumento espectacular (humongous increase) de gasto en sanidad no se ha traducido en sustantivas mejoras del servicio. Habrá que comenzar a pensar en su eficiencia, en los retornos marginales, y considerar si no vale la pena restar un poquito de aquí (NHS) para no restar tanto de acá (defensa, educación). Siempre y cuando, claro, me pongo en la piel de un habitante de la Pérfida Albión, como democracia decidamos que este gasto en defensa es necesario, que nuestra misión en Afganistán merece la pena, que es imperioso que aún juguemos un papel en el mundo, etc, etc.


Una sugerencia (que nadie va a leer): recorten de disuasión nuclear. Los ejemplos históricos de Irán y de Corea del Norte nos dicen que no hace falta tener la bomba nuclear para conseguir ese efecto disuasorio: basta con fingir que se tiene. Al régimen de Pyongyang le es suficiente con haber explotado malamente un petardo nuclear para saberse a salvo de represalias y coacción nuclear. O como otro ejemplo histórico nos revela, no hacen falta las más de 10.000 cabezas nucleares estadounidenses ni las 17.000 soviéticas (sí, lo sé, soy un nostálgico) para obtener esa “paz nuclear”: con unas cuantas bien colocadas, bien escondidas, más otras falsas (dummies) se consigue el mismo efecto. Y si no que se lo pregunten a las 400 armas nucleares chinas.


Verbigracia, 400 que son menos de 10000 que son casi 17000. Es decir, mismo efecto pero a menor precio.


Admito que me falta saber el dato del despliegue británico pero me da una pereza volcánica el levantarme a por mi enciclopedia nuclear de bolsillo que dejé en la mesita de noche.


Como dice Waltz, “more [Nuclear Weapons] may be better”, pero, si me lo permitís, you don’t - really - need that many.


PS: Me tengo que despedir con un fragmento de la columna de David Trueba de hoy en El País. Sobre los libros de texto del nuevo curso escolar. Continúa mi risa desde esta mañana: “Las editoriales principales funcionan con un tono soprano, donde nadie se atreve a rechistarles, y a los padres que reivindican en público la razonable posibilidad de que sus diferentes hijos puedan heredar de año en año los libros de texto yo les recomendaría que miraran debajo del coche antes de arrancarlo por las mañanas”.

viernes, 11 de junio de 2010

Sobre sociedad civil, participación y desafección...


No soy dado a publicar artículos de medios españoles pero este de Fernando Vallespín en El País incide en dos puntos que me son profesionalmente interesantes.


Un país en el diván


El primero la desafección sobre la que una campaña de base (grassroots campaign), que aquí y aquí y visualmente aquí (muy recomendable este; lo remiro y siento falsa modestia de aquella entrevista hecha tras dos noches sin dormir) someramente se explica, capitaliza.


Y es que antes de las presidenciales estadounidenses del 2008, las campañas electorales sólo de base habían sido rechazadas como pertenecientes a un mundo ya inexistente. Permanecían éstas en el ostracismo de la comunicación política ya que sus requerimientos en términos de voluntarios, intensivas en tiempo y en organización, no casaban bien con las tendencias a la centralización de los partidos y parecían tener menos efectividad ante los nuevos métodos de captación de votantes. Se asumió enseguida que los anuncios bien dirigidos, la consecución de prensa favorable y el envío de cartas con material político eran todas ellas maneras mucho más eficientes de utilizar los escasos recursos. Además, las campañas de base dependían del trabajo de militantes voluntarios, lo que añadía no poca imprevisibilidad en su implementación.


Como dicen algunos consultores políticos estadounidenses,

Local party volunteers [were] not the force they once were


Habitual de las campañas decimonónicas, el contacto directo como herramienta de persuasión había pasado a mejor vida.


Sin embargo, el triunfo del movimiento Obama supuso una vuelta a la primera plana de la campaña de base. Y eso es exactamente lo que hicimos el año pasado con nuestra Diana Reyna, nuestra Alcaldía de Nueva York, nuestra victoria en el 34. El uso post-moderno de las herramientas de contacto directo con el votante, estructurado según los movimientos de activismo político estadounidense de los años 80 ha sido un éxito arrollador: regresar a la visita individualizada del votante más que compensa, en términos electorales, el esfuerzo de organización que conlleva.


“No nos engañemos, esta vez la solución no vendrá desde arriba, desde la política institucional. Inexorablemente pasa por el compromiso de todos” (El País, Vallespín)


Yo apostillaría que inexorablemente pasa por una grassroots campaign que genere ilusión no en un candidato o en nuevo programa sino en una nueva forma de entender la relación de responsabilidad con la clase política. ¡Ojo!, siempre aviso a los que desde arriba en esto tienen interés, hay implicaciones normativas en las expectativas levantadas.


Eso por un lado.


Y por otro menciona el artículo la ausencia de sociedad civil articulada que sea capaz de generar suficiente debate y ruido, suficiente contenido y continente, como para plasmarse como polo distinto de atención.


Pero sobre la activación de la sociedad civil y el aumento de la participación me reservo hasta dentro de dos días en los que hablaré sobre la Jornada que tendrá lugar el 6 de Septiembre en Albacete con la ayuda de la Obra Social de la Caja de Castilla La Mancha…


Sirva, no obstante, esta introducción que algún tiempo tiene ya.



miércoles, 19 de mayo de 2010

Periodismo para tertulias de café (o de té)

Aún queda mucho hasta Noviembre, próximas elecciones para el Congreso de EEUU, pero bien porque el corresponsal de El País en USA Antonio Caño no se siente cómodo con el particular tratado (a pesar de llevar una ristra de años al otro lado del Atlántico), bien porque 1.500 caracteres no dan para más en la explicación de una realidad compleja, las tesis de sus artículos devienen simplonas, inefectivas, a medio camino de una conclusión que siempre muestra matices ambivalentes, bien lejos de un algo coherente. Y lo cierto es que al final uno se desayuna con las mismas posturas eclécticas de ni chicha ni limoná.


Nos dice aquí que:


- “Los demócratas pagarán un alto precio por la furia de una gran parte de la población contra el conjunto del establishment político”

- “Los republicanos se verán debilitados por el ascenso de la extrema derecha del partido”

- “La perspectiva es aún peor para los demócratas (…) [pues] el índice de aprobación a la labor del Legislativo apenas supera el 20 %”


Pero lo cierto es que:


- De las tres afirmaciones, sólo la segunda no me parece gratuita: la irrupción de los acólitos del Tea Party radicaliza la elección de los candidatos republicanos en las primarias (algunas de ellas en estos días, la mayoría teniendo lugar la segunda semana de Septiembre) y en verdad los sitúa alejados del centro (independientes) de los que depende, a menudo, la victoria. Y esto así porque sabemos que los yellow-dog Democrats y los rock-ridden Republicans, incondicionales ellos de sus respectivos, votarán, como siempre han hecho, a su partido. Demos un pase con esta.

- La tercera y la primera tesis conforman un non sequitur escandaloso: un índice de aprobación del Congreso en torno al 20 % es lo más habitual desde los años del Watergate en los que el escepticismo por el gobierno federal se instala en el imaginario estadounidense, ergo no colijo de tal afirmación que “la perspectiva [sea] aún peor para los demócratas”.



Fuente: Gallup. El pico centrado en 2002 tiene que ver con la respuesta popular tras los atentados del 11S.


Es más, con un poco de revisión bibliográfica uno se entera de que los estadounidenses tienden a denigrar el trabajo del Congreso (ese 20 % de aprobación) al tiempo que suelen aprobar con muy buena nota (superior al 50 %) la labor del representante del distrito en ese mismo Congreso. Interesante pero difícilmente sorprendente: ¿dónde está la relación causal entre esto y una segura derrota demócrata?


- Un 48.1 % de la población estadounidense aprueba la gestión del presidente frente a un 45.9 %. (Fuente: www.realclearpolitics.com) Nada despreciable teniendo en cuenta la que está cayendo económicamente (esa jobless recovery), el desastre medioambiental en el Golfo de México y el soniquete que proviene de los grupos posicionados más a la derecha.


Si lo comparamos con estadísticas similares de presidentes anteriores, algunos exitosos, otros no tanto, en las elecciones de mitad de mandato, creo queda claro que, a la luz de unos datos mínimos, ese 48.1 % debe ser visto como un cauteloso, razonable buen augurio.



Así que ese “aún peor para los demócratas” de A. Caño me sigue convenciendo más bien nada.


- Normalmente el partido en la presidencia pierde entre 17 y 20 escaños en la House of Representatives durante las elecciones de mitad de legislatura. Acabo de encontrar la cita por casualidad:


"On average, the president's party will lose almost nineteen seats in the first midterm election of the president's term" However, "a complete understanding of this phenomenon is elusive, and aberrations make prediction difficult." (Shea&Burton, Campaign Craft, p. 34)


Y comento lo anterior porque este movimiento popular que nos venden como ascensión incontrolada, imparable del Tea Party en las elecciones del 2 de Noviembre tiene un lado menos halagüeño para sus propios: está generando muchas expectativas en su electorado potencial. Como dice Lincoln Mitchell en su artículo en el Huffington Post, cualquier resultado que no suponga superar esa media anteriormente descrita de los 20 (plus minusvae) hará que los Republicanos tengan que inquirirse sobre la idoneidad del mensaje de oposición frontal que están articulando. Las diatribas del Tea Party y la elección de candidatos republicanos en las primarias altamente inelegibles en las generales presentan un efecto doble: disminuyen las probabilidades de que su triunfo sea tal a la par que elevan los ánimos de sus seguidores (sursum corda) ante un advenimiento que puede no producirse.


Crear y promover esa percepción de que estamos ante el fin de la Presidencia Obama es arriesgado y cortoplacista. Lo segundo porque es una oposición frontal ante serías discusiones políticas que deben afrontarse (sistema de salud, energía, cambio climático, inmigración). Y lo primero porque ese juego de altas expectativas parece de lejano cumplimiento.


A veces tengo la sensación de que los periodistas profesionales de esta nueva era digital, abrumados por el ritmo y la velocidad que son ahora habituales, acaban escribiendo artículos (salvo muy honrosas excepciones) que huyen del delicado trabajo de contrastar y contar algo nuevo refugiándose en lugares comunes y una prosa literaria anacrónica en el continente que, lejos de tapar los defectos en el contenido, no hace más que descubrirlos. Periodismo de refrito y composición.