martes, 8 de septiembre de 2009

7 días...



Cuando comencé a escribir este blog hace un par de semanas tenía la intención de desgranar aspectos organizativos únicos de nuestra campaña. Para ello el blog debía ser privado pues no podía dar facilidades a los rivales.


Sin embargo, tan buena fue la acogida que no quería dejar fuera al lector ocasional que se dejara caer sin avisar. Así que tome la decisión ejecutiva de postergar los aspectos estratégicos hasta después de las elecciones, hasta después del día 15.


Mientras tanto podía entretenerme en caracterizar al sistema político estadounidense y neoyorquino. Y así han transcurrido las primeras semanas.


Hoy, a falta de 7 días y mientras me mudo de Manhattan a Brooklyn, he decidido colgar la primera parte de unas conversaciones grabadas con Lincoln Mitchell, del que ya he hablado largo y tendido con anterioridad. Por mi corte de pelo en el video y una comparación con el actual en alguna de las anteriores fotos, uno puede inferir que la grabación tiene más de un mes de vida. Ha llevado algo de tiempo editarlo pero una buena amiga, Isabela Echeverry, tomó la responsabilidad de trocearlo, mejorar imagen y sonido y, en breve, incluir subtítulo. Desde aquí, Isa, como tantas otras veces ya pasadas y otras tantas por venir, mil gracias.


La discusión está sin subtitular (por ahora) así que a continuación incluyo un breve resumen de lo parlamentado.


Comienza pues la recta final, los últimos 7 días. Disfruten de este video como aperitivo.


¿De qué estamos hablando Lincoln y yo?


De las características generales de las elecciones en NY.


NY es una ciudad mayoritariamente demócrata y podemos decir que muchos de los puestos a elegir incluirán candidatos demócratas. A pesar de que las elecciones son el 3 de Noviembre, les podemos garantizar que ganará el candidato demócrata frente al republicano.


NY es pues una ciudad con un solo partido. Lincoln utiliza varias veces la expresión “one-party town” al referirse a NY.


Esto genera pues varios incentivos y desincentivos: 1) Todo el mundo quiere presentarse como Demócrata y nadie como Republicano; y 2) las elecciones que importan son las Primarias del Partido Demócrata del 15 de Septiembre. Las generales del 3 de Noviembre están determinadas: ganará un demócrata. Y es que creo que ya comenté eso en una entrada anterior: quien consiga la nominación demócrata para Concejal del Distrito 34 ganará la elección general el 3 de Noviembre.


¿Qué sucede cuando todo el mundo se presenta como demócrata? Primero, que ser demócrata no significa nada. Segundo, que la participación es ínfima.


En primer lugar, como dice Lincoln, “when you have 1-party system, you have no party system.” (cuando tienes un sistema político de un partido tienes un sistema político sin partidos). No hay identificación de los votantes. Todos ellos son demócratas y votan demócrata, ¡pero todos los candidatos son demócratas! ¿Cómo elegir?


¡Qué frustración como candidato! No hay forma de diferenciarse del otro y el partido no me ayuda (no me da dinero, no me da apoyo pues, al fin y al cabo, todos los competidores son miembros). ¿Cómo consigo atraerme votos y quitárselos a mis rivales si todos somos demócratas? Bien es cierto que ellos y yo estamos de acuerdo en unos principios básicos pero tenemos opiniones opuestas en otros. Pero el votante medio, él, nos mira como si fuéramos iguales.


¿Y qué efecto tiene esto en la política de NY? Que se recurre a otros tipos de identidades. Los votantes se preguntan: si los candidatos son iguales, ¿en base a qué hago mi elección? Y en NYC, la ciudad interracial por excelencia, es la raza pues la que determina el voto. Los judíos ortodoxos votan a un candidato judío ortodoxo (David Yasski en el 33), los latinos votan a un candidato latino (Diana Reyna en el 34), etc.


Por otro lado, Lincoln y yo disgregamos un poco sobre la participación. Mi distrito tiene 160,000 habitantes (en el video digo 250,000 pero en aquel momento no conocía la cifra con detalle) de los cuales el 50 % más o menos está registrado como demócrata. Es decir, que solo pueden votar en las primarias demócratas (que recordemos son las importantes) unos 60,000. Si luego además nos percatamos de que muy pocos son los políticamente activos, al final tienes que la participación el día de la elección es de 8,000 votos.


Es decir, de 160,000 ciudadanos a unos 110,000 que sí pueden votar (mayores de 18 años) que se reducen a unos 60,000 que sí están registrados como demócratas que se vuelven a reducir hasta 20,000 votantes demócratas políticamente activos. Al final no es de extrañar que la participación sea de menos de 10,000 votos.


Y es por eso que se puede ganar esta elección con 5,001 votos.


En cierto modo esto es una perversión de la democracia: sólo 8,000 votantes determinan los designios de 160,000. Pero esto da para muchas otras entradas.


Me despido con un comentario de Lincoln:

“One of the worst decision you can make early in the campaign is to assume a high-voter turnout. Or one that is too low.”


Y un pronóstico, “I suspect this is not a high-turnout year.”


Veremos…


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